Primero cayó el Alicante y el pasado sábado le tocó al Albacete. Este no es el Murcia de Clemente, señores. Con José Miguel Campos, de momento, las cosas han cambiado. Lo del Rico Pérez no fue flor de un día y el conjunto grana ha demostrado que es capaz de salir de donde está a base de trabajo, trabajo y trabajo, que a fin de cuentas era lo que parecía faltar en la plantilla. Aunque pudo ganar cualquiera, en un partido típico de Segunda, el Murcia fue el que más pegada tuvo y en la segunda mitad Ranko Despotovic, titular ante la baja de Aquino, marcaba el único gol del partido. En un choque de un gol, los de Campos tuvieron más suerte.
Porque el Albacete pudo ganar e incluso fue el primero en dar un susto. El habilidoso Diego Costa erraba un mano a mano con Elía (que puso de los nervios a la grada al final del partido) tras marcharse en velocidad de Xisco Campos. Minutos después, el conjunto visitante volvería a ponérselos de corbata a los valientes que desafiaron al frío y a la lluvia por ver a su Murcia con un disparo al poste desde fuera del área.
Y es que la primera parte fue para el Albacete. Los visitantes se hicieron con el partido e inquietaron en alguna ocasión a la defensa del Murcia, que salvó el empate a cero como pudo. Pero sirvió lo suficiente como para que, ya en la segunda, el Alba no aguantase el ritmo de llevar las riendas y cediera terreno al conjunto local.
A pesar del nefasto arbitraje de Teixeira Vitienes, el Murcia fue, lentamente, ganando territorio. Aunque no conseguía llevarle balones en condiciones a Despotovic y a Iván Alonso, que luego se marcharía lesionado, sí que dio sensación de dominio. Antes de marcar Despogol, Capdevila tuvo en sus botas una de las oportunidades de besar la red más claras de su vida. Solo ante Jonathan, casi batido, mandó el balón mansamente fuera. Increíble.
Pero poco después, Ranko Despotovic, casi en la misma situación que el extremo zurdo, marcaba el primero y único tanto del encuentro, el que valía tres puntos y una importantísima victoria. Luego el Albacete apretaría las tuercas granas a pesar de quedarse con diez, pero entre la suerte y el desacierto manchego Campos sumaba su segunda victoria consecutiva, que aunque no se consiguió cantando bajo la insolente y esperada lluvia, sí que fue tremendamente trabajada.
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